La primera etapa transcurrió en la feria de Almargen: unas entrañables y típicas fiestas de pueblo. Una enorme carpa para las actuaciones y las consumiciones multitudinarias, varias carpas más pequeñas con destinatarios más concretos (y jóvenes), multitud de cocheras (como si fueran pequeñas peñas familiares o de amigos), unas cuantas atracciones de feria y mucho calor (mucho mucho calor, sobre todo al final del fin de semana).
Por las noches el asunto era tolerable, pero durante el día la única forma de aguantar la caló era estando a remojo en la piscina...
Desde esta zona malagueña nos dirigimos hacia nuestro destino principal: una casa rural casi aislada (ni señal de televisión ni apenas cobertura de telefonía móvil) en El Puerto de la Laja (Huelva). Se trataba de La casa del ingeniero, y estaba situada en un poblado dedicado en tiempos a recibir el material de las explotaciones mineras de la zona para embarcarlo en su puerto en el Guadiana (a unos 40 km de la desembocadura).
En realidad estábamos a unos 10 minutos del pueblo más cercano y a unos 20 minutos del supermercado... pero el último tramo era una pista de tierra de algo más de un kilómetro seguido de un tramo de algo más de 5 km asfaltado pero plagado de enormes baches y cuantiosa fauna (ciervos o similares, liebres, cárabos,...).
Sin embargo, la casa (y todas las demás disponibles para alquiler) era estupenda: amplias y cómodas estancias, cocinas y baños preciosos y funcionales, materiales nuevos pero tradicionales, tranquilidad absoluta,... salvo un par de pequeños detalles que afectaban a la comodidad.
Veamos, parece ser que el agua corriente venia casi directa del Guadiana, con lo que no era potable (bueno, no pasa nada, utilizamos agua mineral) y la zona está tan aislada que tiene una depuradora tradicional, sencilla y ecológica para nosotros. Tan sencilla que en los aseos estaba indicado que no arrojáramos ningún tipo de papel (ni siquiera higiénico) por el retrete; y por ello teníamos junto a la taza del water un pequeño cubo metálico con la tapa batiente donde arrojar los trozos de papel higiénico usado...
Desde nuestra casa nos movimos bastante: desde playa sin más pretensiones en la zona de Ayamonte hasta los impresionantes acantilados del cabo de San Vicente en Portugal (justo en la barbilla de la península), desde la sierra de Aracena (con visita a la impresionante Gruta de las Maravillas) hasta las hermosas calas del Algarve portugués.
Para el recuerdo quedan las espectaculares noches estrelladas charlando y cantando con un par de parejas alojadas en una casa vecina, la regata Mazagón - Puerto de la Laja (con un total de dos veleros, que pudimos visitar con nocturnidad y alevosía), la cena de participantes a la que estuvimos invitados, el amago de avería del Leon (que me obligó a pasar una mañana en el único taller oficial de la provincia) y la visita a uno de los pueblos de mi juventud: Higuera de la Sierra. Y, cómo no, la caminata de casi 20 km por la Vía Verde del Guadiana: empezamos tarde, llevamos poca agua y no había ningún tipo de sombra... así que cuando regresamos nos abalanzamos todos sobre el agua fresca después de haber aprovechado cualquier pozo o canal del camino para refrescarnos el cuerpo.
Una vez llegados a su fin nuestros días en la zona, tomamos el camino de vuelta hacia Alpedrete, para continuar hasta Vitoria-Gasteiz y Araia una vez pasado por la lavadora y la plancha parte del equipaje.
Allí disfrutamos de la lluvia y el fresco que apenas hemos visto los últimos meses, junto a unas cuantas jornadas de tranquilidad y familia celebrando el cumpleaños de quien escribe ;-)
Y el último fin de semana antes de retomar el trabajo, de vuelta a Alpedrete a mentalizarnos...
Fotos de Almargen (Feria 2005)
Fotos El Puerto de la Laja (Huelva) y alrededores
0 comentarios:
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
Publicar un comentario