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Crónicas Madrileñas

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Samu

 

martes, diciembre 15, 2009

21:44 - XLVIII

cronicamadrilena

Con esto de la reciente revisión médica del trabajo, me he puesto a recordar el historial de lesiones físicas de uno u otro tipo que he ido acumulando... Así que las comparto aquí sin orden específico ni fechas, simplemente según he ido recordándolas:

-Durante un torneo navideño de fútbol sala en Araia, jugando como portero y cerca del pitido final de un reñido partido, se me retorció la punta del pie en una jugada. La emoción y el calor del momento me hicieron seguir jugando hasta el final sin demasiadas molestias... pero al llegar (victoriosos por cierto) al vestuario y quitarme la zapatilla, la puntera ensangrentada del calcetín avisaba de lo que podía haber dentro, donde el espectáculo sanguinolento resultaba bastante espectacular: el dedo gordo estaba comprimido y arrugado, como montado sobre si mismo... ¡y por debajo asomaba el hueso! Tras ducharme como pude y algo más de media hora de espera, una ambulancia me llevó a urgencias donde me volvieron a encajar el hueso del dedo y me dieron unas puntadas para cerrar la herida. En cualquier caso, lo más doloroso fue la manipulación del dedo para encajar la articulación más de una hora después de producirse la luxación abierta...

-Hace años, en plena adolescencia creo recordar, salté desde un balcón de un primer piso jugando al escondite. Amortigüé bien la caída pero en la flexión de piernas correspondiente una de las rodillas fue a dar con la barbilla de forma que la lengua que andaba por ahí resultó mordida longitudinalmente en ambos lados... No fue muy grave aunque supongo que si hubiera ido a urgencias algún punto me podrían haber puesto. La cosa curó bien aunque me han quedado dos bonitas cicatrices blanquecinas y alguna leve y esporádica dificultad en la pronunciación...

-En la última época con cierta dedicación a los deportes de equipo, fútbol 7 concretamente, me lancé a por un balón suelto en el área pequeña de mi portería y tras llegar en mi estirada y empujarlo con las manos, llegó la bota (con su correspondiente pie dentro) del delantero justo cuando mi cara ocupaba el lugar del balón... Como resultado, terminé en urgencias con una buena herida en el párpado y el ojo y la nariz bastante hinchados.

-También de la época de fútbol 7 me ha quedado una pequeña depresión en la espinilla después del encontronazo con un delantero que metió la pierna hasta el final. Obviamente, lo primero que hice cuando pude volver a andar con normalidad fue comprarme espinilleras...

-En la época adolescente, estando en el jardín de casa con la puerta metálica del garaje medio abierta, me giré sin darme cuenta de lo cerca que estaba de ella... y como resultado me corté con una arista de la misma en el pómulo, a muy poca distancia del ojo. Muy sangrante pero solucionado con unos pocos puntos adhesivos.

-La de las vueltas de campana en coche ha sido la lesión más grave y espectacular... y está ya cerca de cumplir 9 años. El mayor efecto secundario es el de hacer que a partir de 8 horas en la cama ya no encuentre una manera cómoda de colocarme y, por consiguiente, acabe levantándome.

-En mi época de máximo apogeo de la bici de montaña, en una ocasión terminé estrellándome contra un montón de zarzas y tuve suerte de solo doblar la horquilla de la bici. Además de las magulladuras y algunos rasguños, también me hice una herida en el dorso de la mano que no terminaba de cicatrizar hasta que una semana después me puse a hurgar en ella hasta que saqué un pincho enorme que las zarzas me había dejado de recuerdo. A partir de ahí la herida se curó con normalidad...

-Y no puedo olvidar la artritis traumática en el dedo corazón de la mano izquierda gracias al fútbol sala o la ceja que me abrí siendo niño (no recuerdo ningún detalle) o el feo tajo en una rodilla cuando se me cayó un poster de papel brillante y compacto enrollado sobre si mismo...


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