Bueno, ahora que lo pienso, alguna cosilla si que nos ha pasado...
Hace unas semanas, justo después del periodo de pertinaz sequía, tuvimos unos días de intensas lluvias. Y durante la más intensa de las trombas empezamos a asistir impotentes a la entrada en casa de gran cantidad de agua en la zona del ventanal del salón...
No sabíamos por donde entraba exactamente el agua pero nos temíamos que estuviera relacionado con las persianas que instalamos a finales del verano: dicha instalación supuso perforar el marco de la ventana por varios puntos.
El caso es que nos armamos de cubos, paños y toallas y nos lanzamos a tratar de evitar daños serios en el parqué...
Mientras, la tromba no remitía y el gotelé empezaba a ser historia en bastantes zonas.
Las sensaciones son extrañas en esas circunstancias: no sabes qué está pasando en ese momento, no dejas de pensar en las posibles causas pero sin dejar de dedicarte al 100% a evitar daños mayores; la impotencia de ver grandes cantidades de agua resbalando por la pared hacia el suelo es enorme.
Para mejorar el asunto, la telefonista de la empresa instaladora de la persiana (era viernes por la tarde) nos dice que hasta el lunes siguiente no podrían pasar a revisar la instalación... y la cascada de agua no remite pese a que fuera ya se ha detenido la lluvia.
Y en ese momento lo vimos claro: la terraza de los vecinos de arriba tenía algo que ver. Subimos de dos en dos los escalones y les pillamos dormitando en el salón y ajenos por completo al sumidero taponado y los cuatro dedos de agua que se acumulaban en su terraza de obra.
Conocer la causa exacta de nuestro problema nos hizo sentir mucho mejor, pudimos dejar atrás parte de la impotencia y toda la perplejidad... Y una vez liberado el desagüe, también dejamos atrás las cascadas en nuestro salón.
Y con el recuento de daños (la pared de una esquina del ventanal y gran parte del techo de esa zona absolutamente humedecida y sin rastro del gotelé original) empezamos a pensar en positivo: el seguro nos iba a pintar la zona dañada... y como el techo estaba dañado en parte, nos iban a pintar el techo entero. Si, ese mismo techo que no pintamos en su día por falta de pintura y ganas, ese techo que parecía grisáceo comparado con las paredes que lo limitan.
Y es que a veces se escribe derecho con renglones torcidos ;-)
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