Lamentablemente, ya han terminado las vacaciones; de hecho, a estas alturas llevo ya tres días de madrugones y tres días de guardia. Y no es que madrugar me cueste demasiado, o que me resulte muy duro el horario de jornada intensiva o las guardias 24x7,... es la adaptación a la nueva situación lo que cuesta, eso y la perspectiva de no tener más vacaciones hasta diciembre.
Pero centrémonos en la parte positiva, aun hay por delante unas semanas de jornada intensiva con un poco de tiempo por la tarde para la piscina, actividades culturales, paseos o lo que se tercie.
Miremos ahora un poco hacia atrás, hacia el comienzo de éste mes de agosto que está a punto de terminar. El mes empezó con mi último día de trabajo antes de las vacaciones... y continuó hasta el fin de semana con dedicación plena a los estudios para el siguiente examen del MCSE y algunas tareas domésticas largamente pospuestas (por ejemplo el acondicionamiento de la xBox como Media Center, la colocación de un parapeto en el alféizar de una ventana para poder colocar sin peligro unas macetas o la organización de las fotos digitales).
Y el domingo, salida hacia el destino previsto: Torrox (provincia de Málaga, junto a Nerja), con llegada estimada alrededor de la hora de comer. Un viajecillo de unos 570 km en compañía de la radio, un CD lleno de música recién grabada y Marta, la voz del TomTom (más info sobre el tema GPS al final).
Tras algo más de 6 horas, llegada al destino: Villa Inés (para nosotros Villa Pantoja debido sobre todo a su incomparable estilo decorativo). La casa como tal, alquilada tras innumerables intentos fallidos, resultó no estar mal: amplia, razonable piscina y jardín, buena terraza y solarium,... pero con diversas y variadas chapuzas adicionales (más detalles al final).
Mis temores iniciales de que el sector duro de la parrillada playera (vuelta y vuelta sobre la toalla hasta que se pusiera el sol) fuera a predominar en el equipo fueron rápidamente superados y finalmente nos dedicamos a muchas otras cosas (además de repetir varias veces el plan playero, claro): visitas a Frigiliana, exploración del cauce del río Chíllar, tardes y noches de piscina con animados juegos de todo tipo en ella, veladas de tertulias o tensas partidas al Party&Co,... además de las variadas visitas al centro médico de Torrox (afortunadamente por temas sin mayor trascendencia), las labores de intendencia y aprovisionamiento o la escapada a la feria de Málaga.
Tras esos intensos días (me vienen a la cabeza muchas palabras e ideas que podrían servir para definirlos: calor, playa, medusas, piscina, paseo, cauce, piedras, calzado de 1'50 euros, palas, hidropedal, cortinas, Villas Axarquía = chapuza, fiesta de cumple, invernaderos, ...) llegó el momento de separarse. Y parte del grupo nos trasladamos a El Puerto de Santa María (Cádiz) mientras el resto retornaba a Madrid.
Y en El Puerto, todo empezaba mucho mejor: menos calor, bastantes nubes e incluso un día de intensa tormenta... Aprovechamos esos días para visitar Medina-Sidonia, Arcos o Vejer, para pasear por la playa e incluso disfrutamos de un soleado día al completo en El Palmar, junto al Aborígena, hasta la puesta de sol.
Por cierto, que ya he celebrado por triplicado mi reciente cumpleaños: una fiesta sorpresa en Villa Pantoja, una cenita multitudinaria en El Puerto y una comida en familia en Vitoria...
¿Y ahora? Pues pensar en cómo seguir aprovechando al máximo los fines de semana, seguir con el MCSE, organizar la cuarta y definitiva celebración cumpleañera y planear algo interesante que hacer con esos 3 días de vacaciones que aun me quedan.
Las chapuzas de Villa Inés. La villa alquilada, gestionada o propiedad de Villas Axarquía, ha resultado un total despropósito en diversos aspectos. Para empezar, el equipamiento no era el indicado en la web (ni rastro de lavavajillas o microondas) y algunos detalles resultaban penosos: imposible conectar a la red eléctrica la TV y el sintonizador satélite por estar en mal estado la regleta de enchufes, cortinas de la bañera absolutamente inútiles, fregona muy poco higiénica, ornamentos muy pesados sin fijar a las balaustradas, inexistencia de condiciones y horarios de entrada y salida, indicación el último día de que debíamos abandonar la casa a las 10:00 am, algunos colchones bastante machacados, visitas sin avisar circulando libremente por el interior del jardín o incluso de la casa, fianza necesaria no avisada hasta el poco antes de la entrada,...
Y tampoco podemos olvidar que se indicaba que la casa estaba a dos kilómetros de la playa y que tenía buenas vistas... cuando llegar a la playa andando era poco menos que imposible sin jugarse el tipo y en las vistas predominaban destartalados invernaderos, la autovía y bloques de viviendas.
El GPS. Tras un año de uso de la LifeDrive como agenda vitaminada (además de contactos, citas y anotaciones, también he utilizado el Blazer o consultado el correo con las conexiones wifi disponibles y la he utilizado como reproductor de series, películas o música en los viajes en bus camino a casa durante el largo invierno), decidí explorar su utilización como GPS. Para ello, aproveché una muy buena oferta del receptor GPS Bluetooth Holux GPSlim236 localizada en Nav4All: por 69'50 euros en tu casa en un par de días.
La experiencia con el TomTom para Palm, más allá de algunos cambios en las carreteras, resultó bastante positiva: sencillo, rápido y eficiente... aunque me sigue gustando la planificación tradicional de los viajes.
Donde si le veo un potencial enorme es al callejear por ciudades desconocidas... o incluso por las conocidas.
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