Por ahora han logrado que un insecto-robot (InsBot, aquí unas imágenes), se infiltre con éxito en una colonia de cucarachas. Desde luego que el artilugio no se parece en nada a una cucaracha, pero parece que estos insectos no tienen en cuenta el aspecto sino el movimiento de sus congéneres. De este modo, y gracias además a las feromonas que emite el aparato, la colonia lo ha aceptado.
Parece que la finalidad de todo el experimento es llegar a influir lo suficiente en el grupo (con varios de estos aparatos sueltos trabajando coordinadamente) como para forzar cambios de hábitat o controlar su número. Y, para colmo, ya planean el mismo tipo de táctica con gallinas u ovejas...
Vía Barrapunto
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