Lo normal es que el método empleado sea un ruido estridente que nos saque de nuestro profundo sueño... pero como resulta demasiado sencillo pulsar un botón, darnos la vuelta y seguir durmiendo, tenemos aquí otros despertadores un poquito más rebuscados para evitarlo.
- El despertador colgante, de Hayat Benchenaa. Una esfera colgada del techo sobre la cama que se ilumina y hace ruido hasta que le damos un golpecito. En ese momento parte del cordón del que cuelga se enrolla y el despertador queda más cerca del techo, con lo que acabamos saltando en la cama para conseguir apagarlo. Una vez apagado, lo reseteamos extendiendo el cordón de nuevo y se supone que ya no nos quedarán ganas de holgazanear.
- El despertador-puzle, que nos arroja por ahí las piezas de un sencillo puzle y nos obliga a recomponerlo antes de dejar de sonar. Ni que decir tiene que después de localizar las piezas por el suelo y debajo de la cama y montarlas convenientemente no nos quedarán ganas de volver a dormir.
- Clocky, el despertador que casi tiene vida propia. Cuando suena sale corriendo de la mesilla, y hasta donde llegue. Menos mal que está fabricado con materiales blanditos.
Vía Gizmodo
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