Un voluminoso conjunto de casi treinta tomos bien organizados, serios, muy completos... que ofrecían ese inconfundible placer de oler, tocar y leer un volumen bien maquetado y encuadernado. (Lo que dicen en la Wikipedia).
De ahí salió parte de la información utilizada para diversos trabajos escolares durante la parte final de EGB, el bachiller y la universidad... además de su uso para la resolución de dudas cotidianas o el ojeo de los tomos al azar.
Todo esto fue, por supuesto, antes de la llegada de las enciclopedias electrónicas y de la popularización de internet. Por cierto, nada que ver con el encanto de la edición en papel las distintas versiones en CD o DVD de la Encyclopedia Britannica que he podido probar a lo largo del tiempo.
De todos modos, todo esto venía a cuento porque he visto en pjorge.com que un estudiante, Andy Ratto, se ha propuesto leerla completa e ir escribiendo sobre la experiencia en su blog Reading the Encyclopedia Britannica. No se sabe cuándo acabará (o si será capaz de acabar), pero seguro que resulta una intensa experiencia.
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