Ya está, ya hemos dejado atrás el verano y todo lo que lo rodea habitualmente: retazos de vacaciones, jornada de mañana, tardes libres, luz del sol entre semana, un ritmo ligeramente más reposado,...
Desde ahora nos enfrentamos de nuevo a las semanas monótonas y cuadriculadas, al avance sin fin de las horas desde que el despertador suene por la mañana hasta que llegue el momento del reposo bien entrada la noche, el viajar de noche y ver el sol únicamente más allá de la ventana, el rápido paso de los días uno tras otro,...
Estos últimos dos meses han transcurrido en un suspiro y, sorprendentemente, no han resultado tan asfixiantemente cálidos como se anunciaba.
Unos días en El Puerto de Santa María disfrutando de un pausado ritmo playero y otros días en Araia correteando de arriba a abajo para cumplir con el mayor número posible de compromisos sociales han representado el grueso de las vacaciones. Y a ello hay que añadir la escapada a Formentera y el ya tradicional cumpleaños de Oriol de junio, la clásica (aunque en esta ocasión fugaz) asistencia a los Sanfermines, una bonita excursión siguiendo el cauce del río Angostura con sus frescas pozas, un interesante paseo nocturno a caballo por la Sierra de Guadarrama y los futuros planes de viaje a Dublín en enero y a Wroclaw en primavera... así que no puedo quejarme.
Y menos aun puedo quejarme si tengo en cuenta esas actividades dedicadas a escapar de la rutina de las que solemos disfrutar:
-Excursión al monasterio abandonado de Bonaval en Guadalajara. Tras volver a visitar la interesante exposición fotográfica "Vallecas, en la mirada de Alfonso", aprovechamos el resto del día para acercarnos hasta Retiendas y dar un paseo de una hora hasta el impresionante y fantasmagórico monasterio abandonado.
-Quedada madrileño-gallega en Tozoloslobos. La cita, originariamente organizada para coincidir con un compañero de la época universitaria (y, sin embargo, amigo ;-), reunió a dos grupos que hicieron buenas migas y compartieron interesantes experiencias húmedas y gastronómicas.
-Noche en Blanco madrileña. Segunda edición en Madrid de una de esas noches mágicas en las que algunas ciudades europeas concentran infinidad de actividades en las que los atascos y las colas suelen acompañar a las actuaciones, espectáculos u exposiciones de las más diversas variedades y estilos.
-Y, para terminar, aun nos queda la un tanto tardía celebración de mi cumple...
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