Por otra parte me estoy enfrentando a las procelosas aguas burocráticas de los registros de propiedad, las notarías y los notarios, los impuestos de transmisión patrimonial y el coste de los actos documentados jurídicos. Una maraña maravillosa... Y todo ello porque hoy mismo hemos atado nuestras vidas por 35 años con una simpática entidad bancaria. Y aun no lo soy... pero en breve seré alpedreteño (o alpedretense, o... esto de los gentilicios...).
Euros, euros en B (B de black, de negro), pagar unas cantidades que figuran en los documentos, otras cantidades que no figuran, un puñado de billetes mientras el notario espera sospechosamente fuera de la sala,... Yo me ahorro impuestos, el vendedor obtiene billetes "invisibles" para hacienda. Una maravilla.
Y ahora a cambiar mi domicilio en todos los lugares necesarios (por cierto, para el que esté interesado: calle Doctor Varela 25A, 1ºA, 28430 Alpedrete), dar de alta una línea telefónica, un acceso a internet, cambiar titularidad de luz, agua, gas, etc, montar mobiliarios, acostumbrarse a una deuda que no vencerá hasta el 2038, conocer nuevos vecinos,...
Y hablando de vecinos... hace un par de días, volviendo al piso de alquiler madrileño, al final de la línea 5 del metro, bien entrada la noche, un joven treintañero, con sus ropas en buen estado pero un tanto sucias, con una notable y reciente relación con alguna bebidas espirituosas de alta graduación, se puso a hacer "gimnasia" colgado del techo del vagón a la vez que murmuraba en voz baja... Los pocos compañeros del vagón procuraban mirar para otra parte por si el sujeto en cuestión se ponía a interactuar con ellos... Y en la parada anterior a la mía nos dejaron solos en el vagón a él y a mí!!. Pero el muchacho estaba demasiado ensimismado y siguió con sus ejercicios gimnásticos...
Y es que en Madrid se ven muchísimos tipos de personas, desde las más marginales a los más elitistas... desde vehículos enormes, lujosos y con las lunas tintadas aparcados en restaurantes de postín junto a dos o tres gorilas hasta coches que no se sabe ni como pueden seguir circulando, desde indigentes de película (carro de la compra lleno de pertenencias, barba inmensa, absolutamente canosos) hasta el estereotipo de tío guay con BMW y gomina a borbotones, desde el joven alternativo con look hippy hasta el que viste el típico-tópico uniforme rapero.
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