Pues sí, aquí estoy de vuelta de un maravilloso viaje por Italia (Milan y Verona). Un país que gracias a gente como vosotros (no fumadores agresivos o ex-fumadores) ha conseguido que los que siguen enganchados al tabaco, sólo puedan fumar o en su casa o en la calle (y como yo no tengo casa en Italia, pues a la puta calle). Y con el frío que hacía pues resulta que he pillado un medio catarro (tiene narices pillarlo en Italia y no en Polonia).
El caso es que mi viaje empezó levantándome a las 03,30 de la mañana del lunes y cogiendo un avión en Wroclaw a las 5,30 (por supuesto a esas horas no soy persona y entre otras cosas se me olvidó coger el mechero aunque sí cogí el tabaco). Por lo apretado del viaje no pude comprar encendedor ni en Wroclaw, ni en Varsovia ni en Milán. Luego nos montamos en el coche de Fiorella, la comercial, que es como un Samu pero en mujer... antitabaco total con lo que en su coche no se fuma. Conseguí en el restaurante una caja de cerillas incompleta y entre bocados de pescado ahumado, vino del Venetto y Grappa, a la calle a fumar... En las fábricas de los clientes, cero tabaco y por fin llegamos al hotel... En el hotel cero tabaco y cero mecheros y yo con sólo tres cerillas en mi bolsillo...
Después de cenar, copazo y antepenúltima cerilla gastada en la calle (en este caso enganché un segundo cigarro con la colilla del primero...) y a la habitación sólo con dos cerillas. Es en estos momentos de extrema necesidad cuando la mente humana trabaja al 100% (la mía al 200%). El caso es que la habitación era como un pequeño apartamento con cocina y decidí encender los cigarros usando la cocina eléctrica... Chorretones de sudor por el calor de los calentadores, pero el cigarro que no prende. Por fin, se me ocurre encender el horno... Y es ahí cuando veo que por fin se pone la resistencia al rojo vivo y consigo encender el cigarro (me imagino mi cara de satisfacción muy parecida a la de Tom Hanks en Naufrago cuando por fin consigo hacer fuego).
Total que me paso toda la noche de la cama al horno y vuelta encendiendo cigarros (porque es en esa situación de necesidad cuando más quieres fumar). Podéis imaginarme con la cabeza metida en el horno, en calzoncillos porque se me olvidó también el pijama en Wroclaw, luciendo mi impresionante cuerpo envidiado por muchos tíos y deseado por muchas mujeres y dando saltos de alegría cada vez que prendía un cigarro. Por supuesto, luego al balcón a fumarlos...
Al día siguiente no conseguí fuego hasta que fui al aeropuerto a las 7 de la tarde y, por tanto, después de comer a la habitación de Daniel a tomar el copazo de rigor y haciendo viajes desde la terraza a la cocina de su habitación a encender los cigarros con el horno como quien se prepara la comida... Hay una foto adjunta en la que podéis en plena faena de encendido de cigarros.... (la foto es de mala calida porque está hecha con la cámara de un móvil).
Para completar la fiesta hubo un retraso en el avión de Varsovia a Wroclaw y por fin llegué a casa pasadas las dos de la mañana!!!!! En fin, que como os decía, adoro Italia y que entre la liga antitabaco italiana, Fiorella, Samuel, etc vais a conseguir que deje de fumar, con el consiguiente cabreo de mi futuro cáncer de pulmón al que tan bien he tratado hasta ahora..
Bueno, ya os dejo... Próximamente os explicaré mi primera experiencia traumática en las discotecas y la noche de Wroclaw...
Agur!!!
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