Día 27 de Mayo: Quedo con Polska Team en la oficina. Me entero que la compañía de telefonía que nos suministra la conexión a internet se niega a darnos una serie de datos necesarios para configurar el router (calma, no pasa nada). Llamamos a otras compañías de telefonía pero resulta que ninguna de ellas está preparada, no tienen el cableado, para dar conexión de internet en nuestro edificio... Resultado, que no hay conexión VPN y tampoco podemos poner los ordenadores en red. En vista de lo cual, nos vamos para Ikea y Leroy Merlin para hacer una serie de compras (con un calor en la calle que se jode). A los mandos del coche va Zygmunt, como un loco por cierto (esquivando tranvías), en un Hiunday (o como coño se escriba) minúsculo en el que no sé cómo puede entrar con lo grande que es él. Tras unas pocas compras para la oficina, el coche queda petado y yo atrapado contra los paquetes. Volvemos para la oficina y ponemos en marcha el fax y el teléfono (FUNCIONAN !!!!!). Tras todos esto eventos, me voy para casa como un niño bueno y paso la tarde del viernes y el sábado en casa (salvo unas pequeñas compras de alimentos y birra). En casa, como no tengo tele y la radio es en polaco, pues aprovecho que tengo un disco duro portátil Woxter (gracias Samu) con pelis grabadas y las enchufo al portátil para verlas.
Día 29 de Mayo, Domingo: Salgo a dar un paseo por la ciudad. Tiempo precioso, el río impresionante, muchos árboles y jardines verdes (ver fotos en http://www.flickr.com/photos/piruri) y todas las niñas preciosas ligeras de ropa... lo malo es que con las niñas pasa lo mismo que cuando vas a Puerto Banus a ver los yates y los cochazos, todos preciosos pero reservados sólo para unos pocos elegidos... En fin, espero con el tiempo engañar a alguna de las preciosas polaquitas... Volviendo al tema del paseo, con tanto verde y tanta agua, pues también abundan los mosquitos...
Me pican tres en el brazo izquierdo aunque de momento no pasa a mayores el tema... Una vez de vuelta junto a mi casa me paro en la terraza de la Spitz a tomarme una Piwo (cerveza) y desde mi mesita veo con horror que han cerrado la puerta del portal de mi casa. Para los que no lo sepáis, justo dentro de mi portal hay una tienda de flores y, por tanto, el portal siempre está abierto. Es una casa muy antigua y la llave del portal es enorme (para hacer una copia de la llave hay que mandar los planos a Ederlan por lo menos...). Al salir vi que la tienda de flores estaba abierta y por tanto dejé la llave del portal en casa. Y, ahora qué hago????? Llamo a Mónika con lo poco de batería que me queda para que se ponga en contacto con el dueño de mi piso, pero resulta que está de viaje en Sicilia (ya decía yo que tenía pinta de mafioso el fulano. Además, el piso que tengo alquilado tiene una pinta de haber sido un picadero que se mata). Como tengo también la cartera en casa y el móvil sin batería, sólo tengo dos opciones; o dormir en la calle o pedir a algún vecino que me abra. Opto por la segunda opción aunque va a estar difícil el tema porque hay pocas viviendas en mi portal y la mayoría son oficinas. Al final, me responde una viejilla al interfono hablando, por supuesto, en polaco. Yo le respondo en inglés y ella, ahora, en alemán... Después de un dialogo totalmente surrealista logro que me abra la puerta. Casi tengo un orgasmo al oír el ruido de la puerta al abrirse... Ya en casa, me doy al vodka para relajarme.
Día 30 de Mayo: Los tres picotazos de mosquito empiezan a picar y a formar ronchones en el brazo. Por la tarde el picor se transforma en dolor y por la noche ni te cuento (joder con los jodidos mosquitos polacos). En lo laboral, el día lo pasamos en Wolow (la cárcel) inspeccionando el taller y hablado con el jefe de la barraca polaco. Arreglamos el porte de nuestro material que está en camino para recogerlo de Wrozamet el Miércoles por la mañana y llamo a Otxoa de Fagor para avisarle que llega al día siguiente nuestro material. En todo momento oigo palabras de “no problem” y de “Iutro” ( mañana en polaco, una palabra muy usada aquí...). De vuelta en Wroclaw y, después de un día de sol de justicia, se levanta un auténtico huracán que arrasa con todas las terracitas de la plaza de Rynek. Al día siguiente me entero de que el viento arrancó multitud de árboles y tres de ellos han matado a tres paseantes que iban en bicicleta !!!!!! (siempre lo he dicho, mejor ir en coche). Mónika me dice que no había visto semejante huracán en la vida (he tenido que venir yo hasta aquí para que vean lo que es viento de verdad...).
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