Éste verano de calores y sequía ha dado bastante de sí: las vacaciones han estado divididas en dos bloques, en julio y agosto, de una y dos semanas respectivamente (lo cual quiere decir que aun me quedan unos días de vacaciones por disfrutar reservados para otoño, aunque eso será otra historia).
El primer tramo de las vacaciones supuso cerca de 1.500 km de carreteras diversas. Comenzó el fin de semana de San Fermín en Pamplona, donde pernoctamos en el piso de un amigo (¡gracias Jon!) en compañía de unos/as cuantos/as entusiastas sanfermineros/as más.
Tras unas buenas caminatas, un poco de trasnoche y considerables aglomeraciones, dimos por concluido el ambiente festivo y, después de una parada técnica de una noche en Araia, llegamos a la casa rural El Juacu, situada en Cue junto a Llanes (Asturias). La estancia dio bastante de si y nos permitió disfrutar de las hermosas playas de la zona, de una visita a los lagos de Covadonga con un día radiante, de bonitos paseos por Llanes, Cangas de Onís y Rivadesella.
Por cierto, que aproveché un día para comerme un helado de cabrales... y pese a las dudas con las que lo probé, resultó estar muy logrado: una gozada ese contraste de sabores, esos retazos salados de sabroso queso en el helado dulce y frío.
Otro día llevamos a cabo el descenso del Sella en canoa. Una bonita experiencia menos cansada de lo que esperábamos y muy concurrida. Nuestro recorrido era de unos 12 km, desde Arriondas hasta pasar el puente de la autovía muy cerca de la desembocadura. Bien pertrechados con gorras, chalecos salvavidas, un barril estanco con víveres y agua y unos remos, nos lanzamos animosos a la aventura... Contábamos con que tendríamos bastante compañía, pero no resultaba para nada agobiante. Y la mayor sorpresa fue encontrarnos varios "chiringuitos de río" estratégicamente situados para ofrecer más víveres y bebidas a los navegantes con opción de mesas y sillas y música (al más puro estilo de una rústica terracita turística).
Como anécdota curiosa, la razón por la que se alargó un día de playa en La Ballota: pensábamos pasar en esa playa toda la mañana para luego buscar otro lugar donde comer. Todo estupendo: calor, brisa, paisaje, tranquilidad y espacio... hasta el momento en que recogimos nuestros bártulos y nos dirigimos lentamente hacia el rústico aparcamiento construido al final de la pista de tierra que da acceso a la playa bastantes metros más abajo. Pues bien, cuando empezamos a subir por la senda, una persona que baja nos pregunta con cara preocupada si es nuestro un Focus gris. Suponiendo que estaría bloqueando la salida de otro vehículo aparcado, le decimos que no y le vemos bajar a la arena para seguir preguntado lo mismo a cada grupo. La realidad nos la contaron una vez llegados al aparcamiento: resultaba que un vehículo que bajaba por la sinuosa y estrecha senda de tierra había tomado una curva a excesiva velocidad, había perdido en control y se había quedado limpiamente volcado (ruedas-arriba) sobre el pobre Focus gris (lo cual, todo sea dicho, le había salvado de un enorme terraplén).
Así que allí nos reunimos los que queríamos irnos con los que querían acceder a la playa, todos bloqueados, viendo como hacía su trabajo una pareja de la benemérita y muy atentos a las dificultades de la grúa para poder acceder al lugar y retirar el vehículo afectado. Por supuesto, acabamos comiendo en el chiringuito de la playa (muy dignamente, por cierto).
Los últimos días los dedicamos a conocer el tramo final de la Semana Negra de Gijón alojados allí mismo. Teníamos buenas referencias que no se vieron defraudadas: ambientazo (nocturno y diurno), tiempo agradable (solo hay que ver la siguiente foto de la playa), múltiples actuaciones musicales y demás (vídeo de prueba alojado en YouTube con una grabación que hicimos allí mismo con la cámara de fotos), numerosas exposiciones y mesas redondas y cientos de puestos de venta de las más diversas variedades artesanales.
Para llegar desde nuestro alojamiento (muy céntrico) hasta el recinto ferial de la Semana Negra (en las inmediaciones del estadio de El Molinón) teníamos que recorrer todo el paseo marítimo (precioso y amplio) con lo que al cabo del día andábamos bastantes kilómetros.
Y como colofón a esta semana vacacional, me tocó viaje laboral nada más volver: de ese modo amanecí el lunes en Gijón, pasé el martes en Madrid y viajé el miércoles a Sevilla... de punta a punta peninsular.
Fotos San Fermín 2005
Fotos Llanes, Gijón y alrededores
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