Hay ocasiones en las que los astros parecen alinearse, en que las casualidades parecen jugar a favor de uno, en que tenemos oportunidades no habituales, disfrutes inesperados,... y ésta ha sido una de ellas: ¿qué mejor forma de acabar una dura jornada laboral de jueves que disfrutando de ricas viandas en la inauguración de una variedad un poco especial de salón de masajes?
Porque aunque las manos del masajista sean unos rodillos de jade automáticos de temperatura regulable, el resultado resulta muy satisfactorio como pude comprobar en una prueba de 10 minutillos... Y pienso volver a confirmarlo con el vale de 15 días (¡!) que nos regalaron amablemente.
Después, a las viandas propiamente dichas: tortillas, embutidos, pudines, pinchos de setas fríos, salsas, empanadas,... todo delicioso y muy casero.
En este Madrid tomado por las obras y las perforadoras, con los grandes problemas de aparcamiento pese a las ORAs de colores, con sus buenas retenciones y atascos, con el estrés reinante y los conductores sin intermitentes... seguro que el negocio tiene futuro. Porque si la historia que me contaron hace unos meses una pareja de amigos de Alpedrete es cierta (y ellos fueron testigos directos), hace falta que algunos se relajen un poquillo:
Vuelta de un fin de semana (o puente) en época de buen tiempo, traducida en atascos kilométricos en las entradas de Madrid. Carretera de A Coruña, tramo de la N-VI de doble sentido de circulación, parte final del Alto de los Leones justo donde el carril para vehículos lentos finaliza, trafico avanzando trabajosamente metro a metro.
Los vehículos cediendo el paso alternativamente ya que no hacerlo solo te daría un par de metros de ventaja... hasta que un vehículo rompe la armonía reinante y se empeña en ponerse en marcha antes de lo debido. Resultado: toque de chapa... y desquiciamiento de uno de los conductores que comienza a embestir al otro compulsivamente con su vehículo. Marcha atrás y acelerón hasta impactar, y otra vez, y otra...
Y no contento con ello, termina descendiendo del vehículo ante los atribulados ocupantes de ahora abollado vehículo contrario y trepa hasta lo alto del mismo para ponerse a saltar sobre techo y capó...
Según me indican mis amigos testigos el conductor psicópata terminó por calmarse... pero semejante pérdida de control merece al menos unas cálidas piedras de jade deslizándose por la espalda para que no vuelva a suceder...
Por cierto, si te interesa conocer más sobre el asunto de los masajes (comercializan camillas y demás artilugios además de ponerlos a disposición de los cuerpos de los clientes que pasen por el local) puedes ampliar la imagen para ver los datos de la tarjeta-bono o pasarte por su página web: Mejorarte. O por la del fabricante de los aparatos: Syogra.
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