Toda la Semana Santa pensando en la vuelta al trabajo; al fin, tras 9 meses de amo de casa (situación disfrutada y un poquito añorada ahora mismo) o en un trabajo sin continuidad, un proyecto largo, interesante, novedoso e ilusionante. ¿Pero la realidad sería así de bonita?
Por lo pronto había diversas tareas previas. Por una parte, dejar pasar una Semana Santa con infinidad de retenciones y tráfico más que intenso en muchas ocasiones. Y eso que dormimos todas las noches en Alpedrete. Pero una salida a un pueblito de Toledo nos recordó que en Madrid da igual cuanta gente se vaya de puente o de fin de semana: siempre queda gente más que suficiente para colapsar todos los accesos.
Por otra parte tocaba renovar el armario. Trabajar trajeado a diario hacía obligado adquirir varios trajes, unas cuantas camisas, zapatos y un buen muestrario de corbatas. En total, y ajustando bastante la cantidad hasta nuevo aviso, inversión de unos 700€.
Además vivir trajeado requiere de varias aptitudes que no tenía del todo desarrolladas:
- Razonamiento abstracto para combinar adecuadamente corbatas, camisas y trajes.
-Cálculo de trayectorias y anticipación espacial para comer y poder utilizar los urinarios y lavabos sin poner en peligro la integridad de la corbata.
-Percepción espacial tridimensional para hacer nudos de corbata equilibrados con rapidez.
-Optimización postural para minimizar el recurso al lavado en seco y el planchado en la tintorería (y el gasto relacionado).
-Estrategia doméstica avanzada de lavado y planchado para disponer en todo momento de un par de combinaciones utilizables.
Y así entretenido, llegó la fecha de la firma: el lunes 12. Mucho más rápido de lo esperado, en una de las sedes de Accenture en Madrid. Cláusulas de confidencialidad (no se qué podré contaros a partir de ahora...), de comportamiento, seguro médico y dental privados, seguro de vida, tarjeta de crédito corporativa, calendario y horario estándar,... Una docenita de firmas, unas fotos, un par de fotocopias y a casa.
Y a continuación, martes y 13, cita en Pozuelo (bastante cerca de Alpedrete) en la otra sede de Accenture (la correspondiente a mi división: BPM - TOM Communications & High Tech). Un complejo de oficinas nuevo, muy moderno y amplio, con una amplia avenida adoquinada, unas decenas de fuentes de agua y unas centenas de olivos centenarios decorando el conjunto. Y como empresas vecinas, por ahora, Microsoft Ibérica y AXN.
Accenture, Arthur Andersen en el origen de los tiempos y Andersen Consulting después, tiene presencia internacional y me da la impresión que trata de cuidar bastante sus activos humanos. Por ejemplo, el tema formativo está bastante regulado: por una parte puedes "negociar" cursos específicos con tu gerente, pero por otra ofrecen diversos cursos on-line según el perfil de cada uno y realizan seguimiento de que los lleves a cabo. Además dan mucha importancia al ingles y se lleva a cabo al poco de incorporarse una medición de nivel TOEIC a la vez que te ofrecen un listado de academias con las que tienen convenio (subvencionan el 75%) para perfeccionarlo.
Por otra parte han creado la figura del "mentor", una persona situada bastante arriba en el escalafón jerárquico a la que eres asignado y que se supone vela por tu satisfacción a la vez que permite saltarte los inmediatos superiores en caso de que se diera alguna circunstancia extraña.
Además, y pese a la crisis del sector, aun mantienen reuniones periódicas organizadas en pequeños grupos (con fines culturales o gastronómicos) para reforzar los lazos personales entre los empleados.
Aun me queda mucho por delante para terminar de integrarme (el proyecto al que he sido asignado está un poco retrasado y apenas deja tiempo), pero la verdad es que me está resultando muy interesante las formas de una gran empresa privada como ésta.
El miércoles primera visita la empresa-cliente y a mi futuro lugar de trabajo. Avenida de Aragón, en plena A-2. Una de las 6 factorías en España y sede de los servicios centrales de la empresa.
Y hoy jueves, primer día completo ahí y primer viaje por mi cuenta. Para empezar, salgo con mucho tiempo de casa por si acaso. Lo cual, teniendo la primera reunión a las 9:00, me hace madrugar bastante. Después, ya en carretera, lo previsto: muuuuuchos madrileños también madrugan. Y para mejorar el asunto, un camionero decide volcar y desparramar 20.000 kilos de langostinos en la M-40 (un poco después del punto donde debo dejarla). Las retenciones son kilométricas (en ambos sentidos, se ve que había muchos curiosos o que alguno se detuvo a cargar alguna caja en su coche) y para colmo, recorro a paso muy lento los últimos kilómetros detrás de un convoy militar.
Pero la táctica de madrugar mucho tiene su recompensa y llego a tiempo a la reunión. Hasta las 14h muy concentrados, comida hasta las 15h y vuelta al redil hasta casi las 18h. Y mañana más de lo mismo pero con las 15h como hora límite.
Respecto a mi cometido... bueno, antes de cometer una equivocación, voy a volver a leer las cláusulas de confidencialidad ;-)
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