Cada mañana, cientos de miles de madrileños se lanzan a las calles y carreteras para llegar desde sus hogares a sus lugares de trabajo. Muchos utilizan el transporte público, pero otros muchos recurren a sus vehículos particulares. Y esa escena resulta constante y permanente casi durante todo el día y especialmente entre las 6:30 y las 9:30 y, ya de vuelta, entre las 17:00 y las 20:00.
Y eso, ¿cómo me afecta a mi, que vivía a escasos tres minutos de donde trabajaba? Analicemos la situación: vivo en Alpedrete y mi lugar habitual de trabajo está junto a San Fernando de Henares. En total casi 60 km. Opciones varias de transporte:
Vehículo propio: O bien rodear Madrid por la M-40 o bien atravesarla por los túneles de Cea Bermúdez y María Molina. Pese a lo que pueda parecer, resulta bastante mejor atravesar Madrid. Tiempo total, un mínimo de 2h entre ida y vuelta. Inconvenientes: atasco permanente y riesgo de enormes retrasos. Los primeros días he utilizado mayoritariamente el coche y cada vez que llueve un poco o hay algún accidente el tiempo se dispara. Y el coste también se dispara: solo en combustible hay que contar casi con 3.000 km mensuales.
Tren: Hay línea directa entre Alpedrete y San Fernando de Henares... pero hay 20 paradas entre origen y destino. Los horarios no son del todo malos, pero tocaría andar unos 13 minutos desde casa a la estación de Alpedrete y otro tanto desde la de San Fernando hasta la factoría. Y eso sumado a los algo más de 90 minutos de cada viaje y a la extrema dureza de los asientos del tren me hacen desestimar esta opción.
Autobús: Autobús desde Alpedrete a Moncloa (Madrid), metro desde ahí a Avenida de América y otro autobús desde ahí a la factoría. Y para volver lo mismo pero al revés. Mucho trasbordo, riesgo de dar una cabezadita y pasar de largo el destino acabando en Alcalá de Henares o más allá.
...
(bonita perspectiva, verdad? ;-))
Pero al empezar a conocer mejor mi destino, interesante novedad: dispone de 16 líneas de autobús por toda la comunidad de Madrid que recogen a empleados y los dejan a las 8:00 en la puerta de la empresa. Y también los recogen a las 17:00 en la empresa y los devuelven a sus puntos de partida. Lástima que los de Accenture trabajemos una hora más que los propios empleados de la empresa. Así que, finalmente, este podría ser un resumen de mi jornada típica:
5:40 Despertador
5:50 Ducha, acicalado, desayuno
6:20 Bus Alpedrete -> Villalba
6:30 Llegada a Villalba
6:40 Bus de empresa Villalba - factoría
8:00 Llegada a la factoría
18:00 Fin de jornada laboral y autobús de empresa hasta Avenida de América
18:30 Línea directa de Metro hasta Moncloa
18:50 Llegada al intercambiador de Moncloa
19:05 Bus Moncloa -> Alpedrete
19:40 Llegada a Alpedrete
21:00 Gimnasio
22:15 Hacia casa (al fin)
22:30 Cena frugal y un poco de TV
23:30 Contestar algún email, contabilidad domestica, preparar vestimentas
0:00 A la cama... y vuelta a empezar
(afortunadamente, los martes y jueves nos abstenemos de gimnasio y los viernes inicio la vuelta a casa a las 15:00)
La verdad es que nunca hubiera pensado que semejante ritmo de vida fuera posible ni que me fuera a plegar a él, pero aquí las cosas se ven de otra forma: son muy pocos los afortunados que viven a menos de media hora de su lugar de trabajo. Y lo normal suele rondar la hora, al menos en lo que yo voy conociendo.
Más cosas sobre Accenture. Esta pasada semana he tenido mi primera Community. Es decir, uno de los dos o tres eventos anuales en los que se nos cuenta la evolución de las distintas áreas de negocio, las previsiones, casos concretos de clientes, etc. Y todo arropado con algún detalle cultural y finalizado con un cóctel. En este caso, el evento se desarrolló en el Teatro Real; espacio escénico impresionante del cual nos fueron desvelados algunos secretos en una charla que daba comienzo al evento en sí. Y para acabar, el cóctel en una de las salas superiores con enormes cristaleras hacia el Palacio Real. (Curiosidad: entre los casi 200 asistentes, uno vestido informalmente!! Vaqueros y polo... la verdad es que resultaba extraño).
San Isidro 2004. Mi primer contacto con la fiesta madrileña por excelencia. Y un poquito decepcionante. Pasamos el sábado desde mediodía hasta bien pasadita la medianoche viendo distintas zonas. Y la ventaja de Madrid (gran cantidad de gente para dar ambiente en casi cualquier fecha) se torna en ligero inconveniente. Demasiada gente en la zona de las "barracas" y feria (Pradera de San Isidro), ambientillo neutro pero siempre interesante (como el de cualquier sábado) en La Latina, marea humana en la zona de la Plaza de Oriente y el Palacio Real, otra marea humana en Sol y La Plaza Mayor, otra vez ambiente algo más cómodo en la zona de Santa Ana (pero de nuevo no muy diferente al de cualquier otro día)... Al final me dio la impresión de que todo es tan grande que es muy difícil (casi imposible) lograr una identidad y ambiente festivo común a toda la ciudad... Ahora veremos cómo se comporta la festividad de Alpedrete, el próximo fin de semana: en honor de Santa Quiteria.
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